jueves, 18 de octubre de 2012

Las cicatrices se antojaban borrosas en su arrugada cara, demasiado tiempo había pasado por ella. 
Fueron tiempo muy duros para todos, hombres y mujeres. A él le tocó ir a la mili, muy a su pesar, pero era eso o un tiro en la cabeza. 
En esa época palabras u opiniones de poco servían. 
Vio mucha muerte, trataba con ella constantemente, se podría decir incluso que eran amigos, un equipo. La muerte se llevaba las almas y él sus cuerpos. 
Ahora podía verla a los pies de su cama contemplándolo indiferente.
Es hora de irse. Soy viejo, pero no lo suficiente, me gustaría disfrutar más de esta calma después de toda la tormenta pasada. No puede ser, lo sabes viejo, estás enfermo. He aguantado 5 años con este cáncer, ¿por qué no un par de años más?. Hemos pasado mucho juntos, viejo, ya es hora de decir adiós. Está bien, de todas formas ya no tengo nada por lo que estar aquí, sólo mis montones de libros y mis recuerdos.
No hay mal que por bien no venga.

sábado, 28 de julio de 2012

Viejo sabio.


-Viejo sabio que todo lo sabes, cuéntame cómo he de ser feliz.

-La felicidad es caprichosa y cruel. Inestable. Sólo soy un viejo cansado de vivir.

-Tú eres un viejo sabio cansado de vivir al igual que yo sólo soy un hombre cansado de buscar
esa dichosa felicidad. 

-No se trata de buscar, si no en hacer tus creencias reales. Seguir tu propio pensamiento,
sin ser hipócrita contigo mismo. Enfrentándote a todo lo que sea injusto para ti y los tuyos.
Pero somos unos cobardes, es difícil luchar contra alguien más fuerte que tú y nos acobardamos.

-Viejo sabio, yo lucho por mi y por los míos y aún así sigo sin ser feliz.

-Entonces eres un necio que vive en una ignorancia completa. Ya vives una felicidad,
pobre de ti que no te has dado cuenta. Tienes todo lo que te propusiste. El ser humano 
es tan avaricioso que no se da cuenta de lo que tiene. No hace falta ser el hombre más
rico del mundo para ser feliz, pues éste, siempre estará solo.


lunes, 2 de abril de 2012

Mi libertad

Aún siento mis manos húmedas debido a la sangre que corre sobre ellas. Eran tantas las noches sin poder dormir, tanto el sufrimiento al que él me sometía, no me quedaba otra opción. Era yo o él.
Recuerdo con amargura lo que hacía.
Las palizas, cada vez que me pegaba sólo pensaba en una cosa, sobrevivir.
No sabía si seguiría viviendo un día más, me pegaba hasta dejarme casi inconsciente, con la cara destrozada debido a los puñetazos recibidos. Una vez rompió la nariz y hubo que operarla para poder reconstruirla.
La humillación, ese desprecio con el que me miraba... Era una puta inútil para él, nada le servía, nada de lo que hacía estaba bien.
En cuerpo y alma me he dedicado a conceder sus caprichos con miedo a no hacerlos bien y recibir una paliza a cambio de mi esfuerzo.
Que puta necia he sido, pensaba que cambiaría, que se volvería mejor persona. Lo peor fue cuando me quede embarazada. "No quiero tener a una vaca por esposa" me decía.
Estúpida de mi, debería de haber escapado y no haber dejado que me tocase. Que me quitara a mi hijo, que me golpeara hasta sangrar por la boca y perderlo. Sólo recuerdo el dolor de aquella pérdida, los golpes para mi ya no dolían, ni las palabras.
Me he sentado en la cama, me he quedado un rato observando como dormía ese "monstruo" al que llamaba marido.
¿Qué hago? ¿Cojo la maleta y me voy? No puedo, me encontraría y acabaría conmigo.
Un cuchillo, voy a la cocina y cojo un cuchillo. Se lo clavo en el estómago, él me mira con los ojos desorbitados, con dolor, con sufrimiento.
"Que ironía, ¿verdad?, ¿te gusta el dolor cariño? ¿te gusta como desgarro tu estómago mientras te miro sonriendo?"
Rabia, sólo sentí eso. Tuve que apartarme a un lado para vomitar, pero, ¿qué era eso comparado con la satisfacción de verlo sufrir?
Ahora sólo silencio, no más gritos, no más palizas, no mas miedo....sólo silencio.

Mi libertad.

martes, 27 de marzo de 2012

Anciana


65 años recorridos ya, 4 luchando contra el cáncer que cada día la mataba lentamente.
Observaba su piel seca y desgastada, por el paso del tiempo. Se volvió áspera y sin brillo, se apagaba poco a poco, dejando paso a la vejez. Los años no sentían compasión por ella.
Recordaba sus tiempos juveniles, siempre alegre y risueña, dispuesta a cometer locuras. Una persona dedicada a ayudar a los demás, con fuerza y coraje. Supo sacar a sus dos hijos adelante, cuando desgraciadamente, su marido la abandonó debido a un accidente de tráfico.
La vida no fue fácil para ella y ahora se veía abatida por ese dichoso cáncer que se depositó en ella.
Se sentaba cada día en frente de la ventana de su habitación, en la residencia donde la dejaron sus hijos, observaba a los pájaros volar, libres y con aire majestuoso. Ella quería ser libre, liberarse de su tortura, de su soledad. Abandonar este mundo donde no le quedaba ya nada.
A veces lloraba, otras pensaba, otras simplemente, dejaba que las horas pasaran con la mente vacía.
"No vale la pena estar ya aquí, mi familia piensa que soy un estorbo, mi querido marido no está ya a mi lado desde hace mucho tiempo. Lo único que quiero es reunirme con él y que todo esto pase. No quiero sufrir más, no quiero vivir más", pensaba ella.
Una noche, sus deseos se hicieron realidad. Tumbada en esa cama tan fría, con los ojos llenos de lágrimas y medio bote de pastillas vacío, dejó su cuerpo, destrozado por ese cáncer implacable y la vejez.
Sentía tristeza, pero a la vez felicidad. Estaba haciendo algo en lo que llevaba tanto tiempo pensando.
Su cuerpo viejo ya no la dejaba vivir tranquila, su cerebro no dejaba de atormentarla con los recuerdos de su vida pasada, era tan desdichada. Sólo quería morir, morir en silencio, con sus pensamientos, con su soledad.
Su alma voló por fin, voló como un pájaro libre y majestuoso. Tal y como ella quiso. Voló, voló hacia un lugar mejor. Un lugar donde no se sufría, ni se pensaba, ni donde se recordaba...

miércoles, 21 de marzo de 2012

Soledad.

Todo a mi alrededor se antoja frío y desconocido. Quizá no encaje entre la multitud, quizá sean ellos los que no se amoldan a mi vida...
La soledad me acompaña y yo la acompaño a ella. Me abraza y consuela.
Comparto mis sentimientos con ella, la única que entiende ésto que me pasa, a la única que cuento mis pensamientos y deseos más ocultos.
Compañera fiel, siempre estará ahí, siempre que estés hundido y abatido. Es la única que está ahí.
Compañera de dolor y sufrimiento. Siempre silenciosa, la soledad. Callada soledad.

domingo, 11 de marzo de 2012

Martyrs. Parte de diálogo de mi escena favorita.

Lucie Jurin es una víctima, como todos los demás.

Es fácil crear una víctima, muy fácil.

Encierras a alguien en la oscuridad, empieza a sufrir. Alimentas ese sufrimiento, metódicamente, sistemáticamente y frío. Y déjalo seguir.

El sujeto atraviesa diferentes etapas. Después de un tiempo el trauma, ese pequeño quiebre que ocurre tan fácilmente, hace ver cosas que no están.

¿Qué vio la pobre Lucie?

¿No veía cosas?

¿Ni siquiera monstruos?

¿Cosas que querían lastimarla?

Una chica muerta.

Eso es.

Una chica muerta.

La chica que encontraste, veía insectos. Cucarachas, en todos lados.

Se arrastraban hacia ella. Se hubiese cortado el brazo para atravesar eso.

La gente no quiere sufrir más. El mundo ha llegado a un punto donde sólo quedan víctimas.

Los mártires son poco usuales, un mártir es algo más...

Un mártir es un ser excepcional, sobrevive sufriendo a falta de todo.

Cargamos con todo el mal del mundo y transciende así mismo.

¿Entiendes eso? Él cambia formas...



Una de las películas que más me impresionó y me hizo pensar. Recomiendo a todo aquel que me lea, que disfrute con ella.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Papi

Papi entra todas las noches a mi habitación y se mete conmigo en la cama.

Dice que es normal, que todos los papis lo hacen, que es su forma de quererme.

Pero a mi no me gusta, me hace cosas raras, me toca ahí abajo y me hace daño.

Él me dice que es nuestro pequeño secreto, que no debo contárselo a nadie.

Pero no me gusta.

Un día estaba con mamá en la cocina, la observaba mientras ella cocinaba, me gusta ver como hace cosas.

Le conté lo que me hacia papá, que me hacía daño.

Ella se cabreó mucho y me dijo que no inventara cosas, que mentir está mal.

Yo lloraba mucho, mamá no me creía, no era ninguna mentirosa.

Papá sigue entrando todas las noches en mi habitación y lo único que puedo hacer es aguantar.

Papá, déjame, no quiero jugar más.

domingo, 4 de marzo de 2012

Muerte



Me escondo en las entrañas de la oscuridad, esperando la muerte, inevitable.

Agonizo, me retuerzo, me pierdo en mi dolor agudo y punzante.

Ahí llega, la muerte, imponente y grandiosa, me pide que la acompañe.

Me resisto, pero me cautiva y caigo, me arrastra con ella, sin compasión.

Siento su guadaña clavándose en mi estómago, destrozando mi interior.

Todo acabó, no hay dolor ni sufrimiento, finalmente, como siempre, la muerte gana la batalla, siempre victoriosa.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Intruso




Desliza tus dedos sobre mi cuerpo, acaricia mi pecho, baja por mi abdomen hasta llegar más abajo de mi cintura.

Desnudame lentamente, sin prisa, como si el tiempo estuviera parado y todo girara en torno a nosotros.

Cómeme, saciate de mi, desliza tu lengua sobre mi cuerpo.

Juguetea con mi pelo, con mis labios, con mi cuello...

Métete dentro de mi, como un intruso, sin pedir permiso.


lunes, 27 de febrero de 2012

Dolor






Te vas y te alejas, a un mundo lejano, lleno de oscuridad y tristeza.

Donde los sueños se convierten en pesadillas, rodeado de todos tus miedos.

Agonizas entre senderos de espinas, suplicando piedad.

Este martirio perdudará por toda la enternidad, serás tratado como mereces, como trataste tú a los demás.

Rodeado de soledad, encontrarás tu suplicio, no te dejará respirar.

Pasarás por todo aquello que hiciste pasar, humillación y vejación.

No habrá piedad.

Pagarás por todo el sufrimiento cometido, revolviéndote sobre tí mismo, pidiendo misericordia...

Madre






Querida madre:

Admiro tu fortaleza, tus ganas de luchar, tu coraje, tu manera de enfrentarte a los obstáculos.

Me has enseñado a ser fuerte, a no rendirse a pesar de las adversidades que aparezcan en el camino.

Que en esta vida, nada te lo van a dar hecho, que cada uno tiene que mirar por su propio pellejo, que tienes que sufrir para aprender.

No soporto ver tu tristeza, porque tu dolor es el mio también. Sé que eres fuerte, pero débil.

Quizá no llevemos la relación que me gustaría tener contigo, que aunque no me demuestres tu cariño, me quieres, al igual que yo a ti.

También debería de abrirme a ti y contarte cómo me siento, que la única persona que tengo en mi vida no puede demostrarme apoyo o ayuda.

Sé que eres así, por todo lo que tuviste que soportar, que te apagaste poco a poco, te refugiaste en tu mundo.

No puedo evitar llorar al escribir esto, duele, duele demasiado.

Aunque no te diga nunca te quiero, o te admiro, estaré aquí, para todo lo que necesites.

Tu hija.

El tiempo




El tiempo marca nuestra piel, con cicatrices, arrugas, recuerdos…

El tiempo es nuestro maestro, nos enseña a amar, superar obstáculos, sufrir, disfrutar…

Nos quita a seres a los que amamos, pero después los remplaza por otros.

No hay que vivir en el pasado recordando cosas que quizá podríamos haber hecho o dicho.

Vivir el presente, superando día a día las cosas que se te presentan en la vida, poniéndonos metas, esforzándonos por ser un poco mejores.

El futuro vendrá solo, impredecible y misterioso.

Vacío




Este vacio, esta sensación... pensé que no volvería a caer, me prometí que tenía que ser fuerte, pero no puedo...

Amo a otras personas, pero están vacias, no me dicen nada...

Sólo tú conseguiste lo que no consiguió nadie, pero te vas... te vas y vuelves... y yo caigo.

Me gusta tanto tu olor, tu cuerpo, tu manera de tenerme que no puedo olvidar.

Los recuerdos vuelven a mi cabeza como un jarro de agua fria.

El tiempo pasa, pero es inevitable sentir que el corazón se me sale del pecho cada vez que te veo...

Miradas se cruzan, parecen que dicen algo... pero no estoy segura.

Que necia fuí...

Todos nos hemos sentidos solos alguna vez, pero con el tiempo te das cuenta que no necesitas alguien a tu lado para ser feliz.

El encuentro






Ruth iba como siempre a su cafetería preferida para desgutar ese maravilloso café que tanto le gustaba.

Esa mañana, ella se sentía especialmente cautivadora, se puso su mejor ropa... un vestido rojo ajustado que marcaba sus innumerables curvas, los labios rojos como las cerezas y los ojos negros como la aceituna...

Al llegar a la cafetería estaba la misma gente de siempre, excepto una persona. Era la primera vez que la veía, esa persona era un hombre alto y guapo. Tenía unos labios carnosos una nariz fina y larga, unos ojos azules como el cielo y una sonrisa encantadora.

Sus miradas se cruzaron y ella sintió que le ardía el pecho...

Pero no se atrevió a decirle nada..

Cuando terminó su café y disponía a irse el camarero le dió una pequeña nota: Este es mi número, espero recibir pronto tu llamada. Ella, confusa, preguntó quién le habia dado ese papel. El camarero le confirmó que era su apuesto hombre alto de ojos azules.

Pasó la primera noche, sin poder dormir, sumida por las dudas de qué hacer.

Decidió llamarlo. Quedaron en la misma cafetería donde se conocieron por primera vez.

Charlaron durante horas y el día se volvió noche.

-¿Quiéres venir a mi casa? -dijo ella. Está aqui al lado, podríamos tomar la última en mi casa.

Él, sin titubear acepto encantado.

Estaba nerviosa, le sudaban las manos y le temblaba el cuerpo.

Ya, en la puerta, se quedaron mirando el uno al otro, una mirada llena de pasión en donde se podía leer que uno deseaba al otro.

Entraron y se sentaron en el sillón..Él empezó a acariciarle el cuello lentamente, podía ver como se le erizaba la piel de ella, empezó a besarla y la tumbó sobre el sillón quedandose él al lado de ella...

Él empezó a tocar sus pechos, ella se estremecía. Quitó su blusa azul, dejando ver sus hermosos pechos bien proporcionados, no podia dejar de contemplar la belleza de aquella mujer.

Ella se sentía cada vez más húmeda, buscó con su mano por la cintura de él algo duro y palpitante hasta encontrarlo.

Él empezó a bajar lentamente, besando su cuello, sus pechos, su ombligo... le quito las pequeñas braguitas negras de encaje que llevaba y hundió su cabeza entre sus muslos.

Podía sentir como gemía, eso hacía que él se pusiera más y más duro.

Entra dentro, por favor -dijo ella suplicante.

Él aceptó y se fundieron en uno.

Ella sentía como entraba y salia de su cuerpo muy suave algo duro y grande, le gustaba. Sentía como aumentaba la rapidez de sus golpes. Se estremecía de placer. No podía dejar de retorcerse, sentía el palpitar de él...

Fue una noche increíble para ella y para él.

Él para despedirse, la miró a los ojos y con una dulce voz le dijo:

-Hasta nunca preciosa-

Jamás volvieron a encontrarse...

La sociedad nos marca


La sociedad nos marca con sus anuncios, en como debe ser la mujer perfecta: cuerpo 90-60-90...

Supongo que habréis leido miles de artículos relacionado con este tema, pero hoy os quiero dar mi opinión sobre ello.

Miles de mujeres han tenido que soportar insultos, vejaciones,..etc, por tener unos kilitos de más o no ser físicamente guapas.

Y yo os digo, ¿qué más da el aspecto, cuando lo que importa es el como seas?

Esta frase típica que todos hemos dicho alguna vez, que todos decimos, pero no seguimos.

No pretendo dar lecciones sobre moralidad, pero deberíamos de aplicar nuestras palabras a nosotros mismos.

Anorexia y bulimia, las enfermedades de "moda", seguidas por miles de mujeres que, debido a ser humilladas constantemente han acabado padeciéndolas.

Esas personas que desprecian a otras por ser "diferente" o no ser estéticamente "perfecto", esas, son las únicas que tienen que cambiar.

Uno es perfecto tal y como es, no hay que dejarse guiar por los miles de anuncios que usan a mujeres con una cara y un cuerpo bonito para hacer marketing.

La felicidad de uno mismo y la valoración por nuestros méritos hacen que seamos bellos y perfectos, no nuestro físico.

Adiós.


Oigo como pelean, oigo como le grita, como la pega...

Me siento en un rincón de la habitación hasta que todo pasa, tapo mis oidos para no escuchar, para no escuchar el sufrimiento de ella.

Silencio.

Voy hacia la cocina y allí esta ella, tirada en el suelo, de lado, cogiéndose las rodillas, asustada como un bebé por no estar en los brazos de su madre.

Le acaricio la cara, el pelo.

-Ya pasó mamá.

Papá esta muy furioso y cabreado. Se va, dejando tras de sí un estruendo al cerrar la puerta.

Mamá esta asustada y llora desconsoladamente, todavía tirada en el suelo.

Sufro por ella, no me gusta verla así, no sé qué decirle para que se sienta mejor.

Me tumbo a su lado, acompañándola con el sufrimiento.

Papá a vuelto, me manda a mi cuarto.

Otra vez ruido, gritos, cosas que se caen.

El mismo proceso: me acurruco en un rincón, tapándome los oidos hasta que todo pase.

Silencio.

Voy a buscarla, pero ahora hay mucha sangre, ya no llora, ni sufre. Ahora duerme, duerme para siempre.

Y me ha dejado, me ha dejado sola y debo ser fuerte.